domingo, 15 de enero de 2023

Sofía Kovalévskaya (Enero / 15 / 1850)



“Es imposible ser matemático sin tener alma de poeta.

El poeta debe ser capaz de ver lo que los demás no ven, debe ver más profundamente que otras personas. Y el matemático debe hacer lo mismo.”

La fascinante personalidad de Sofía Kovalévskaya, delineada por su afición a la literatura y las matemáticas, muestra que así como no hay oposición entre el poeta y el matemático, tampoco la hay entre la matemática y la mujer.

Sofía plantea que lo que hermana al poeta y al matemático es su capacidad para profundizar en la realidad y advertir lo que otros no ven, y para ello hace falta el poder creador que se logra a través del esfuerzo, la perseverancia y la imaginación.

Sofía Vasílievna Kovalévskaya (Moscú, 15 de enero de 1850- Estocolmo, 10 de febrero de 1891), fue la primera matemática rusa de importancia y la primera mujer que consiguió una plaza de profesora universitaria en Europa (Suecia, 1881). Nació y se crió en el seno de una familia gitana rusa de buena formación.

Vivió su infancia en Bielorrusia. Sofia amaba desde niña la lectura y la poesía, se sentía poeta en su interior. Además de su hermana, dos de sus tíos influyeron notablemente en su vida. Uno de ellos, un auténtico amante de la lectura y aunque no era matemático le apasionaba esta ciencia; su otro tío le enseñaba ciencias y biología.

Fue bajo la guía del tutor de su familia, Y. I. Malevich, que Sofía comenzó sus primeros estudios reales de matemáticas. A los trece años empezó a mostrar muy buenas cualidades para el álgebra. Pero su padre, a quien le horrorizaban las mujeres sabias, decidió interrumpir las clases de matemáticas de su hija.

Aun así Sofia siguió estudiando por su cuenta con libros de álgebra. Pidió prestado un ejemplar del Algebra de Bourdeu que leía a la noche cuando el resto de la familia dormía. Así, aquello que nunca  había estudiado lo fue deduciendo poco a poco.

Un año más tarde un vecino, el Profesor Tyrtov, presentó a la familia de Sofía un libro del que él era autor y Sofía trató de leerlo. No entendió las fórmulas trigonométricas e intentó explicárselas a sí  misma. Tyrtov advirtió que ella, en su trabajo con el concepto de seno, había usado el mismo método por el cual había sido desarrollado a través de la Historia. Tyrtov discutió con el padre de Sofía para que ella pudiera estudiar matemáticas más profundamente, pero sólo varios años después se le permitió tomar lecciones particulares.

Su padre no le permitía seguir de forma profesional en las matemáticas y por ser mujer no tenía acceso a las Universidades Rusas. Por otra parte su padre consideraba incorrecto que las mujeres jóvenes estudiaran en el extranjero, por lo que Sofía decidió casarse con Vladimir Kovalévsky para poder viajar y estudiar sin ser mal vista por los demás.

Después de estudiar en Heidelberg, quiso hacer la maestría; pero en la Universidad de Berlín no la aceptaron por ser mujer. Aún así, se presentó a Weierstrass y le probó sus aptitudes hacia las matemáticas. Fue su discípula los siguientes cuatro años. Continuó estudios en Göttingen y en 1874 obtuvo

su doctorado. Después Weierstrass trató de conseguirle trabajo en la Universidad, pero el hecho de ser mujer fue de nuevo un impedimento, y no lo logró.

Durante sus años en Berlín escribió tres tesis: dos sobre temas de matemáticas y una tercera sobre astronomía. Más tarde el primero de estos trabajos apareció en una publicación matemática a la que contribuían las mentes más privilegiadas.

Gracias a Mittag-Leffer, Sofia pudo trabajar a prueba durante un año en la universidad de Estocolmo. Durante este tiempo Sofia escribió el más importante de sus trabajos, que resolvía algunos de los problemas al que matemáticos famosos habían dedicado grandes esfuerzos sin éxito.

Sofia Kovalévskaya muere a los cuarenta y un años, de gripe. Entre sus trabajos figuran: Sobre la teoría de las ecuaciones diferenciales, que aparece en el Journal de Crelle, y Sobre la rotación de un cuerpo sólido alrededor de un punto fijo, por el cual obtiene un importante premio otorgado por la Academia de Ciencias de París, en 1888. 

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